¿Qué tiene de especial el agroturismo? ¿Te lo has preguntado alguna vez? Para nosotros, la esencia reside en cambiar dos verbos: ESTAR por VIVIR. Uno no está en un alojamiento rural, sino que vive una experiencia rural. Y la diferencia es grande.

Dice la Organización Mundial del Turismo que el turismo sostenible es aquel que mantiene el equilibrio entre los intereses sociales, económicos y ecológicos. Y nosotros nos sumamos a este objetivo. Nuestras casas se diferencian del resto porque, además del alojamiento, brindamos al turista la oportunidad de conocer de primera mano las actividades cotidianas de una explotación rural.

Desde los trabajos del campo y la huerta, pasando por al mantenimiento y el cuidado del ganado, hasta la elaboración de productos artesanos.

En ABELORE es el agricultor o ganadero el que da la bienvenida a los huéspedes y comparte con ellos su modo de vida, costumbres y cultura local, aspectos que el viajero moderno sabe apreciar cada vez más. Este intercambio supone una forma diferente de disfrutar del ocio, sobre todo cuando se trata de un turismo familiar. Experiencias intensas, únicas, que respiran autenticidad y que proponen el conocimiento y el respeto mutuo.

Paseos por el campo acompañando a las ovejas en casa rural Kastonea, Erratzu, Valle de Baztan

Un agroturista aprovecha estas escapadas para buscar un contacto real con la vida rural. Observar la cara de sorpresa y la ilusión de un niño cuando ordeña una vaca o recoge los huevos de las gallinas no tiene precio. Es otra cosa. Algunas sensaciones no se olvidan nunca: percibir el cuidado de la tierra al recoger unos tomates que huelen y saben a eso, a tomate; disfrutar de otros regalos de la naturaleza como el proceso de la miel o los secretos de una buena cuajada; o sentirse artesano por un día, mientras elaboras unos adornos florales o aceites aromáticos.

Aprovechar el turismo rural como una estancia de ocio y descanso es muy respetable, pero la intensidad de una experiencia de agroturismo aporta otros matices. No digamos si eres una familia cien por cien urbanita y casi no has visto una vaca en tu vida. Así que, ¿te apetece probar una experiencia diferente?

Los propietarios de ABELORE -más de doscientas plazas de alojamiento distribuidas en veinticinco casas rurales de agroturismo–  nos sentimos muy comprometidos con esta visión de nuestra actividad. Además de no defraudar las expectativas de calidad del turista de hoy en día, cada vez más exigente, nos esforzamos por añadir un componente cultural e innovador. Transmitimos el apego por nuestra tierra, por nuestros pueblos y comarcas.

¿Y tú? ¿Te apuntas al agroturismo? Te abriremos las puertas de nuestras casas y de nuestras vidas.

Te esperamos.